Sinaloa atraviesa una crisis multifactorial sin precedentes que amenaza con paralizar su producción agrícola. La combinación de una intensa sequía, el cierre progresivo de presas, la falta de seguridad en zonas rurales y la carencia de una estrategia federal efectiva han puesto en riesgo a miles de productores.
Mientras tanto, propuestas como la reactivación del Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO) resurgen como alternativas para asegurar el abasto de agua, pero sin una ejecución clara a corto plazo. La crisis ya ha provocado la pérdida de cosechas de maíz, el éxodo de jornaleros y un mercado informal que aprovecha la desesperación campesina.
De acuerdo con un reporte de Ecoportal, más de la mitad de las presas de Sinaloa han dejado de operar debido a que llegaron al 0% de su capacidad. Hasta ahora, seis de las once presas estatales han cerrado compuertas, incluyendo la Guillermo Blake Aguilar, según confirmó la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a través del Organismo de Cuenca del Pacífico Norte.
Las presas restantes también operan en condiciones críticas: la de mayor capacidad apenas alcanza el 6.4% de almacenamiento, otras oscilan entre el 3% y el 5%, y solo una se mantiene en 13.5%. Esta situación representa una amenaza directa al suministro de agua para el consumo humano, industrial y agrícola.
Ante este panorama, la Comisión de Ecología y Desarrollo Sostenible del Congreso de Sinaloa convocó recientemente a un foro sobre la situación hídrica del estado. Durante el encuentro, especialistas alertaron que el 42% del territorio nacional enfrenta condiciones extremas de sequía, por lo que lo ocurrido en Sinaloa podría replicarse en otras entidades. Aunque no se definieron medidas concretas, se plantearon algunas recomendaciones urgentes: modificar técnicas de riego en la agricultura, rescatar agua utilizada en ganadería e industria, y fomentar la conciencia ciudadana sobre el uso responsable del recurso.
Paralelamente, el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO), concebido en 1970, ha sido retomado como propuesta para enfrentar la crisis. Según reportó Luz Noticias, este megaproyecto busca trasladar 1.6 millones de metros cúbicos de agua desde los ríos del sur de Nayarit hacia el norte del país mediante una red de presas, canales y plantas de bombeo. El rediseño incluye el aprovechamiento de excedentes hídricos de los ríos Santiago, San Pedro, Piaxtla, Elota y Presidio, los cuales registran precipitaciones hasta seis veces superiores a las del norte.
“Este proyecto tiene el potencial de incorporar hasta 800 mil hectáreas más al riego agrícola”, afirmó Baltazar Valdez Armentía, líder agrícola de Sinaloa. Plutarco Pérez Aguirre, productor del Valle del Yaqui, señaló que “es tiempo de transformar la naturaleza para garantizar el bienestar social y el crecimiento económico, ya no podemos seguir igual, pensando que el agua es infinita, requerimos inversión”.
La inversión estimada para el PLHINO es de 12 mil millones de dólares, según cálculos de 2006, aunque sus impulsores aseguran que el país tiene la capacidad técnica e industrial para ejecutarlo sin financiamiento externo.
La escasez de agua ya ha provocado efectos concretos: Quadratin Sinaloa informó que la Coordinación Organizadora de la Unidad Campesina (Couc) alertó sobre una posible quiebra masiva de productores de maíz en Sinaloa, tras la pérdida de cerca del 70% de la cosecha. Agustín Espinoza Lagunas, dirigente estatal de la Couc, exigió un programa federal de emergencia al advertir que “muchas familias pueden perder sus tierras o maquinarias” ante la imposibilidad de pagar sus créditos con FIRA y parafinancieras.
Además, denunció que compradores informales conocidos como jauleros están ofreciendo entre seis mil 100 y seis mil 300 pesos por tonelada, aprovechando la desesperación y evadiendo el pago del Impuesto Predial Rústico.
La situación se agrava aún más por el clima de inseguridad que vive el sector agrícola. De acuerdo con otro reporte de Luz Noticias, la violencia ha generado un déficit de mano de obra en el Valle de Culiacán, ya que jornaleros, ingenieros y proveedores temen volver a trabajar en la región. Roberto Bazúa Campaña, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), denunció bloqueos en carreteras, robos de camiones y asaltos en viviendas de trabajadores del sur del país, lo cual ha reducido los volúmenes de exportación al no poder empacar a tiempo las hortalizas. “Consideramos que es muy importante que las autoridades ayuden a mejorar la seguridad de nuestros campos agrícolas”, expresó.
El estado de Sinaloa enfrenta así una triple crisis: hídrica, productiva y de seguridad, mientras espera la llegada de una temporada de lluvias que podría retrasarse por una nueva ola de calor. La falta de una estrategia nacional sólida para combatir la sequía y proteger al campo mexicano pone en riesgo no solo a Sinaloa, sino a la estabilidad alimentaria de todo el país.
Redacción: ZafraNet
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