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Expansión de la energía solar amenaza las tierras agrícolas más fértiles de EE.UU.

Dave Duttlinger observó con preocupación cómo una densa nube de polvo marrón amarillento cubría el cielo sobre su granja en Wheatfield, Indiana. Ese momento, durante una tempestuosa tarde de primavera de 2022, confirmó sus temores: “Les advertí que esto sucedería”. Duttlinger había arrendado 445 acres de su terreno a Dunns Bridge Solar LLC, una subsidiaria de NextEra Energy Resources LLC, para el desarrollo de uno de los mayores proyectos solares del Medio Oeste. Este acuerdo, que parecía prometedor, trajo consigo un problema inesperado: la erosión significativa de su suelo.

Según el contrato revisado por Reuters, Dunns Bridge se comprometió a realizar “esfuerzos comercialmente razonables para minimizar cualquier daño y alteración de los cultivos y las tierras de cultivo causados por sus actividades de construcción”. Sin embargo, Duttlinger señala que los subcontratistas nivelaron los campos, facilitando así la erosión. “Nunca más podré cultivar nada en ese campo”, lamentó el agricultor, mientras mostraba áreas donde la capa superior del suelo había sido reemplazada por arena.

Este caso ilustra un dilema creciente en el Medio Oeste de Estados Unidos: la transformación de tierras agrícolas en campos de energía solar. Según un análisis de Reuters basado en datos federales, estatales y locales, y entrevistas con más de 100 expertos, esta región experimenta un auge de la energía renovable, atraída por alquileres de tierras baratos y una gran cantidad de incentivos federales y estatales. Sin embargo, este desarrollo pone en riesgo algunos de los suelos más ricos de la nación.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y el Departamento de Justicia han advertido que las prácticas comunes en la construcción de parques solares, como la limpieza y nivelación del terreno, pueden provocar una erosión considerable y una escorrentía de sedimentos hacia vías fluviales, sin una remediación adecuada.

En el marco de los ambiciosos objetivos de descarbonización de la Administración Biden, que proyecta hasta 1.570 gigavatios de capacidad de energía eléctrica proveniente de energía solar para 2050, el USDA señala que la expansión urbana contribuye más a la pérdida de tierras agrícolas que la energía solar. No obstante, la conversión de tierras productivas en campos solares es un tema de creciente preocupación.

Jerry Hatfield, ex director del Laboratorio Nacional para Agricultura y Medio Ambiente, expresó: “No se trata del número de acres que se convierten a energía solar, sino de la calidad de la tierra que sale de la producción y lo que eso significa para las economías locales y futuras del país”.

En contraste, algunos desarrolladores, como Doral Renewables, están intentando mitigar estos efectos. Doral, por ejemplo, utiliza ganado para pastar alrededor de los paneles en su proyecto Mammoth Solar, como parte de su gestión de tierras. Otros proyectos están diseñando sus sitios para permitir el cultivo entre paneles, buscando un equilibrio entre la producción agrícola y la generación de energía.

A medida que el debate sobre el uso del suelo continúa, el futuro de las tierras agrícolas en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada entre la necesidad de alimentar a una población creciente y el imperativo de combatir el cambio climático mediante la transición a energías limpias.

De: Reuters 

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