Brasil, la mayor economía de América Latina, tiene el potencial de duplicar su producción y consumo de biocombustibles hasta 2050 sin provocar deforestación, mediante el aprovechamiento de áreas degradadas para la expansión agrícola, según un estudio divulgado por el Instituto de Energía y Medio Ambiente (Iema) y el Observatorio del Clima (OC).
El informe, titulado “Biocombustibles en Brasil: alineando la transición energética y el uso de la tierra para un país de carbono negativo”, fue presentado este jueves durante una videoconferencia para medios nacionales e internacionales. El documento señala que el país podría ampliar significativamente la producción de etanol de caña de azúcar, biodiesel, diésel verde y combustible sostenible de aviación (SAF), al tiempo que recupera áreas naturales.
De acuerdo con el estudio, Brasil podría utilizar entre 20 y 35 millones de hectáreas de tierras actualmente degradadas, de un total de 56 millones disponibles para la expansión agrícola. Felipe Barcellos e Silva, investigador del Iema, explicó que el país cuenta con unos 100 millones de hectáreas de pastos degradados, equivalentes al 12 por ciento del territorio nacional. “De ese total, 56 millones de hectáreas podrían destinarse estratégicamente a la expansión agrícola, incluyendo cultivos para bioenergía”, puntualizó.
El documento plantea que la expansión de la bioenergía puede ser compatible con una política que combine la eliminación de la tala de bosques, la recuperación de ecosistemas y la producción de alimentos. En ese sentido, se evaluaron seis escenarios posibles de crecimiento en la producción de biocombustibles hacia 2050, con diferentes combinaciones de materias primas y tecnologías. Cuatro de esos escenarios podrían desarrollarse dentro del límite de 56 millones de hectáreas sin necesidad de abrir nuevas áreas naturales.
De acuerdo con Xinhua News Agency, uno de los principales enfoques del estudio es la producción de etanol, el alcohol derivado de la caña de azúcar que se mezcla de forma obligatoria con la gasolina en la mayoría de los vehículos brasileños, con excepción de los híbridos y eléctricos.
Finalmente, el informe recomienda mantener el compromiso de “deforestación cero” en todos los biomas hasta 2030, objetivo que coincide con la política ambiental del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Brasil será anfitrión de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de la ONU (COP30), que se celebrará en noviembre en la ciudad amazónica de Belém, en el estado de Pará.
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