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Tensiones hídricas: México y EE. UU. en disputa por recursos, mientras Israel ofrece apoyo tecnológico

La crisis hídrica que afecta a Estados Unidos y México ha exacerbado las tensiones y desafíos, especialmente en Texas, donde la agricultura enfrenta condiciones extremadamente difíciles. Grupos agrícolas texanos alertan sobre una temporada desastrosa para los cítricos y el azúcar, profundamente afectada por el incumplimiento de México respecto a las entregas de agua estipuladas en el tratado de 1944.

Según datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), México ha suministrado solo el 30% de los 1,75 millones de acres-pie de agua que debería entregar durante el ciclo actual, complicando la ya grave situación de sequía en la región del Río Grande.

La representante de Texas en el Congreso de EE.UU., Mónica De La Cruz, expresó a Reuters la gravedad del problema: “Esta agua está afectando no solo a los agricultores, sino también al empleo de los ciudadanos dentro de nuestra comunidad”. La sequía ha llevado al cierre del último ingenio azucarero en Texas, lo que ha empujado los precios del azúcar hacia arriba en un momento de escasez de suministros en Estados Unidos.

La industria azucarera de Texas, aunque no es un gran productor en el panorama nacional, se enfrenta a un “panorama de completa y absoluta desesperación”, según palabras de Sean Brashear, presidente y director ejecutivo de Rio Grande Valley Sugar Growers. El grupo cerró en febrero su ingenio azucarero en Santa Rosa, Texas, después de 51 años de operación debido a la falta de agua proveniente de México.

Esta situación está probablemente llevando a un aumento de las importaciones de azúcar en Estados Unidos, que ya importa alrededor de un tercio de su consumo. Las importaciones han sido más caras y con altos impuestos, ya que los países con cuotas de importación de bajo arancel no han cumplido sus compromisos.

En respuesta a esta crisis, delegados de Texas se reunieron con el Secretario de Estado Antony Blinken para solicitar una intervención más decidida del Departamento de Estado en la aplicación del tratado. Durante estas discusiones, Blinken se comprometió a dialogar con funcionarios mexicanos, buscando soluciones duraderas que aseguren la disponibilidad de agua.

Adicionalmente, la respuesta de México incluye el reconocimiento de las causas profundas de la escasez de agua, atribuyéndola a cambios climáticos que han reducido los niveles del Río Grande. Manuel Morales, secretario de la sección mexicana de la CILA, afirmó que aunque el tratado permite extensiones en periodos de sequía extraordinaria, es crucial encontrar soluciones a largo plazo.

En este contexto crítico, Israel se presenta como un aliado estratégico valioso, dispuesto a compartir su avanzada experiencia en la gestión hídrica. Según una reciente publicación de Excelsior, Israel destaca a nivel mundial por su eficiencia en técnicas de reciclaje y desalinización del agua. Kenjiro Juárez, director de Desarrollo de Negocios de la Embajada de Israel en México, reveló que el 85% del agua en Israel es reciclada y el 80% del agua que se suministra a los hogares proviene de plantas desalinizadoras.

Juárez destacó durante el Congreso Internacional de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso del Agua, realizado en México, la importancia de una colaboración integral que abarque tecnología y cooperación entre empresas, gobierno, academia y sociedad civil. El diplomático detalló que el 72 por ciento del agua que se distribuye en Israel es manufacturada, ya que 27 por ciento tiene su origen en el mar, 21 por ciento es residual, 11 por ciento salobre, y 38 por ciento es extraída de acuíferos y el mar de Galilea. 

En México, expertos como Felipe Arreguín del Instituto de Ingeniería de la UNAM, advierten que es necesario un enfoque multifacético que incluya desde el reuso eficiente del agua hasta la construcción de nuevas infraestructuras como desalinizadoras y presas. Raúl Rodríguez, presidente del Consejo Consultivo del Agua, también llama a un aumento significativo del presupuesto dedicado a proyectos hídricos, acorde con las recomendaciones de organismos internacionales como la ONU. 

La crisis hídrica actual es un recordatorio crítico de que la gestión del agua no solo es una cuestión de política nacional sino también de cooperación internacional. Con la sequía afectando severamente tanto a la agricultura como al suministro de agua para la población, la colaboración entre naciones y el intercambio de conocimientos y tecnologías emergen como soluciones fundamentales para un futuro más sostenible.

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